(Articulo realizado en el marco del IX Taller de Crítica y Periodismo Cinematográfico - Encuentros Cartagena 2015)
Por Camilo Villamizar Plazas
Al salir de ver Jauja por segunda vez, no puedo evitar sentir que mi existencia es algo totalmente insignificante, efímero e intrascendente.
Esta fantástica obra de contemplación metafísica parece decir que
cualquier apego es un espejismo y que la felicidad es una quimera similar a
cualquier Jauja o El Dorado, tierras prometidas de abundancia y sosiego en cuya
búsqueda, como se aclara al principio de la película, han perecido muchos
hombres. Esta visión del mundo no es novedosa, se ha escrito por montones
acerca de estos temas, y en el caso de Jauja lo que resulta realmente impactante es la fuerza con la cual esas ideas se
logran trasmitir por medio del solo hecho de observar, de entablar una relación
con el mundo a través del cine.