miércoles, 24 de junio de 2015

Libia Stella Gómez: Una reflexión sobre el acto de mirar

Por Camilo Villamizar Plazas

Libia Stella Gómez Díaz es una directora santandereana que estrenó hace dos semanas su segundo largometraje de ficción titulado Ella. Egresada de la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad Nacional de Colombia, donde actualmente es profesora, su trayectoria incluye el estreno en el año 2005 de La historia del baúl rosado, un thriller ambientado en la Bogotá de los años cuarenta en el cual analiza el papel de los medios en nuestra sociedad, y Arista son (2011), un documental que retrata a Aristarco Perea, un sonero del pacifico colombiano que sueña con viajar a Cuba.

Libia Stella tuvo la amabilidad de participar en una extensa entrevista vía correo electrónico con Camilo Villamizar Plazas en la cual discute varios aspectos de su película Ella, que se encuentra en este momento en salas nacionales.


Camilo Villamizar Plazas: La película se concentra en un contexto y unos personajes que se pueden identificar fácilmente como “marginales” (están relegados a la fuerza a esta condición en este caso por sus condiciones económicas). Este tipo de personajes y contextos se han retratado muchas veces en el cine colombiano, en obras como la de Luis Ospina, Víctor Gaviria o Rubén Mendoza. ¿Cómo se posicionan, tanto usted como directora como su película, dentro de esta tradición de películas que tratan el tema de la marginalidad? ¿Qué aporta la película a dicha tradición? ¿cómo la critica?

Libia Stella Gómez: Empecemos por precisar de qué forma me acerco al tema. En esta película no estoy en el terreno de la marginalidad por un interés de retratar propiamente la marginalidad. Tengo una imagen fundacional que encontré en el teatro hace 30 años: Un anciano atraviesa un poblado con el cadáver de su mujer entre un carro de heno (obra original) buscándole un entierro, en un lugar en el que hay tantos muertos (peste bubónica europea) que no hay cajones, ni lugar en la tierra (físicamente, no metafóricamente). Pensando en esa imagen se me ocurre que si la traslado a nuestro aquí y ahora puede ser muy diciente del valor de la vida, de la indolencia en la que estamos sumidos los colombianos y de la pérdida de dignidad de la vida humana, en general. Con eso en mente, construyo una historia, si el anciano no puede enterrar a su mujer debe tener una razón, el dinero es la que se me ocurrió y me fui por ahí. Ahora, ¿cómo lo hago verosímil?, recuerda que yo no estoy obligada a retratar la realidad real, sino a hacer verosímil una realidad diegética, pienso y encuentro una solución: Que el viejo no tenga dinero, vive en un contexto de marginalidad, pobreza y exclusión. OK. Ya está, entonces estoy instalada en ese terreno, pero no es de eso de lo que habla mi película, es el telón de fondo. Habla de indolencia, de dignidad y hace una especie de mirada en fresco sobre un grupo pequeño de mujeres, diferentes mujeres. Eso es. Respeto muchísimo la obra de Luis Ospina y de Víctor Gaviria y me parece que son dos acercamientos muy diferentes a estos contextos, pero lo que yo hago es otra cosa, para empezar la mirada de ellos es realista, la mía no lo es. Si la película es un aporte al tema de la marginalidad, si alguien lo ve como aporte que lo apropie, no es a mí a quien corresponde hacer ese análisis. Yo solo busqué ser lo más respetuosa posible, no trabajar bajo la mirada de pornomiseria que han trabajo algunos. No pobretear al pobre y muchísimo menos usar imágenes realistas sobrecogedoras sobre los pobres, con el objetivo de causar conmiseración, ese es el sentimiento humano que me parece más detestable, mi formación política y mi posición ética no me lo permiten. 

Además, ahora que me han preguntado, ¿desde donde miro?, miro desde el inquilinato de mi abuela paterna, en cuyo patio lleno de plantas y flores pasé sentada observando a los vecinos, durante muchos días de mi infancia. Nunca viví en los cinturones de miseria, pero mi barrio era vecino a ellos y los visité muchas veces, porque mis compañeros del colegio vivían ahí, no tengo una mirada ni exotista, ni extranjera, no pertenezco a una clase privilegiada, de esos que se dan el lujo de mirar a los pobres por encima del hombro; mi padre, maestro de colegio público durante 60 años de su vida y venido del campo, junto a mi madre, también de extracción campesina, me hacen una persona con una mirada muy cercana al contexto que narro. 

Ahora, una de las críticas más mordaces que me hicieron dice que hablo de “unos pobres lastimeros, sin recursividad, ni sentido común”. Hablemos de la recursividad y el sentido común: estas dos cualidades de Alcides responden a su propia lógica (la de buscarle un entierro digno a su muertita), no bajo la lógica que algunos creen que deben tener los pobres. Cuando Alcides se roba el agua bendita, bajo su lógica, un entierro digno necesita agua bendita, eso es recursividad y sentido común bajo su propia lógica, la de Alcides, no la lógica del cliché de quien no entiende esa manera de pensar. Para terminar con esto, he pensado todos estos días en algo que un amigo me contó que leyó sobre el Congo. En el Congo los niños se mueren de paludismo, las organizaciones humanitarias les regalan toldillos para que no les piquen los mosquitos, pero los niños se siguen muriendo de paludismo, cuando van a investigar, se dan cuenta que los toldillos los usan para hacer velos de novia, porque Ellas tienen derecho a casarse de la forma en que consideran digna. Es bajo su propia lógica. Alcides no entrega a la Policía el cadáver de Georgina, porque ve que le dan un mal tratamiento a los cadáveres y eso no es digno, ese hecho le causa un enredo, que ya sabes, es la historia que se cuenta en la película, pero al final logra lo que se propuso, un entierro digno, y todo bajo su propia lógica, recursividad y sentido común. Ahora lo de lastimero, no lo entiendo, la película es fuerte, ruda, sin concesiones a lo cliché o lo ridículo, pero jamás lastimera; Alcides, por su parte, jamás se queja, todo lo contrario, permanece siempre con la frente en alto, como debe ser.


CVP: Muchos espectadores tal vez no sepan que usted ha estudiado a profundidad la obra de Luis Buñuel en su libro La mosca atrapada en la telaraña. En dicho libro se hace hincapié en la película Los olvidados, que retrata un contexto similar a Ella. Ambas películas parecieran compartir la búsqueda de una representación poética de la realidad. ¿Cómo influyó Los olvidados en Ella, particularmente en la manera en que se decidió representar este contexto tan duro y cargado de violencia? ¿Cuáles son las mayores diferencias?

LSG: La respuesta la das en la pregunta. Totalmente, no solo Los Olvidados, Buñuel y toda su obra influyeron en esta película. Pero las dos películas no hablan de lo mismo. Buñuel en Los Olvidados habla de la forma en que la pobreza ha envilecido al pobre. Yo no hablo de eso. Es verdad que trabajé en un contexto similar al de Los Olvidados, incluso quise emular en alguna imagen, un plano de Los Olvidados. Sin embargo, no significa, como han afirmado algunos, que Ella pueda considerarse surrealista, ni más faltaba, no lo es, han dicho que el plano inicial cuando se hace un recorrido que pasa por mí, actuando de vecina que quita la grasa a una tripa y saluda a la cámara es un gesto surrealista. No lo es. Si recordamos bien, los dos polos más importantes del surrealismo son el automatismo abstracto -asociación libre, inmediatez de la visión- y el académico ilusionista -el sueño y las imágenes hipnagónicas- (Rosalind Krauss Originalidad de la Vanguardia y otros Mitos Modernos). Nada de eso tiene mi película. Tiene un recurso que sí usó Buñuel, no solo en Los Olvidados, sino en algunas otras de sus películas que es exhibir el narrar, o dejar de presente los elementos de la representación (el huevo estrellado en el lente, o el letrero “Me Mirabas” en el carro del tullido en Los Olvidados), eso más que Buñueliano (aunque Él lo usara) es Brechtiano, es efecto de distanciamiento, igual que el blanco y negro; se trata de crear conciencia en el espectador que asiste a una representación y no a hechos que ocurren en la vida real, al tiempo que puede generar en espectadores iniciados, una reflexión sobre el hecho mismo del mirar, al ser el espectador trasladado a la diégesis. Aparece tres veces durante la película:

Primera: Plano de reconocimiento del inquilinato, en steady cam, Libia caracterizada de Vecina mira a la cámara (el espectador) y le da, con su saludo, una bienvenida al inquilinato y al relato (por eso ese personaje no vuelve a aparecer porque es la directora misma, no es propiamente un cameo, ni un asunto de ego)

Segunda: Cuando Alcides le va a decir a la niña que tiene una mancha en el vestido, mira a la cámara (el espectador) que está dentro del cuarto, como buscando con pudor resguardar el secreto de la niña

Tercera: Cuando Alcides se despide de Georgina, después del beso a la lápida y da unas palmadas a la tumba de Facundo, se establece un punto de vista falso frontal en donde Alcides mira a la cámara (el espectador - el muerto que lo mira), sonríe y niega con la cabeza.

La estética de cámara en mano o steady, que se usa en esa primera escena aparece otras veces durante la película, a veces con fines narrativos, a veces con fines expresivos.

La película también tiene otros encuentros con Los Olvidados, un componente muy buñueliano de querer inquietar al espectador, en vez de agradar; imágenes muy duras para el ojo del espectador; se para en un contexto en el que el hombre y su capacidad son inferiores al contexto.

Ahora, no quiero decir con nada de esto que estoy inventando el cine, estoy inventando mi cine y mis formas y mis caminos, lo que pasa es que, con una película cada diez años, hay poco margen para ensayo y error.

CVP: La decisión de trabajar con actores profesionales en su mayor parte es bastante interesante en la medida en que contradice las estrategias tradicionales usadas para retratar estos contextos. ¿A que se debió la decisión? ¿qué le aporta un actor profesional a un personaje como estos? En el caso de Deisy ¿qué aporta una actriz natural a ese papel?

LSG: Esa pregunta la entiendo cada vez menos, ¿Por qué no? ¿En qué momento los actores profesionales se volvieron proscritos?, o sea, ¿los manoseó tanto la televisión que el cine no los quiere? No me parece, me parece absurdo, tonto e injusto con ellos. Lo mismo me preguntó una periodista en una entrevista, ¿Por qué usted no hizo como todos los directores colombianos jóvenes, usar actores naturales en vez de actores de trayectoria? Son elecciones. Un actor profesional me da, porque sabe hacer su trabajo, menos lidia que un actor natural. No busco el cliché del casting, Humberto ha sido etiquetado como el maloso, el tramposo, el capataz, el rudo; yo lo busco para un personaje desvalido, frágil y con eso le doy la oportunidad de demostrar su versatilidad, lo cual me da excelentes réditos como metodología de trabajo. Casi nadie ha hablado del excelente trabajo que hizo Humberto, una gran caracterización, un impecable diseño de personaje. Yo no hubiera logrado esa caracterización con un actor natural, a menos que me hubiera dedicado a prepararlo y ensayarlo, y yo no tenía tiempo para eso. Casi todos los actores tienen formación teatral y experiencia audiovisual. A mí me parece que esa es la combinación perfecta con la que yo quiero trabajar siempre. También trabajé con algunos actores que han sido mis alumnos en una clase que imparto que se llama Actuación para Medios Audiovisuales, los traje a la película no solo por darles el chance, sino por poner rostros frescos y desconocidos. Los actores más famosos o de cartel, hacen personajes muy pequeños, figurantes. Lo hice en el Baúl y lo repetí aquí, como este trabajo me gusta y me divierte tanto, ese es un juego que me gusta hacer y en tanto pueda, lo seguiré haciendo.

También es cierto que necesitaba, sobre todo con las niñas y con algunos otros personajes secundarios, que parecieran del lugar, por eso se hicieron los castings y en donde se pudo, porque el personaje era muy pequeño y no requería grandes dotes actorales, el chatarrero, algunos vecinos, se usó gente del lugar.

Con la niña fue un poco más difícil y trabajamos duro, le dedicamos tiempo y lo sacamos adelante. Deisy tiene además una particularidad, la quiere la cámara, tiene un excelente registro audiovisual, creo que eso le puede ayudar a construir una carrera.

CVP: El cuerpo parece ser uno de los lugares de representación elegidos en la película para mostrar la violencia. ¿Cuál es para usted el papel que los cuerpos, vivos y muertos, ocupan en Ella? ¿De donde surge su interés por esos cuerpos?

LSG: Como sabes, además de cineasta soy Teórica e Historiadora del Arte y la Arquitectura, desde la época en que estudiaba la maestría me encontré con un texto de Freud que se llama “Lo Ominoso”, ese texto me marcó profundamente. A partir de allí empecé a indagar por algo, que ahora no sé de donde saqué el término o me lo inventé, “la estética de lo macabro”, sacarle belleza y poesía a aquello que todos consideran horroroso. Alguien me dijo que era una obsesión por los cadáveres insepultos, no creo que sea eso. Creo que tiene que ver con considerar el cadáver no como muerto sino como hecho plástico, estético, artístico, la belleza y poesía que se puede encontrar en ese cuerpo suspendido, en aquello que un día tuvo vida y que ahora es como un maniquí. La gente que trabajó conmigo en las dos películas, obviamente lo notó y me toman del pelo: “los muertitos de libia”. Es una búsqueda, no sé hasta dónde me lleve, quizá habrá películas en donde no pueda explorar por ahí, quizá lo intente en todas, puede ser que la morbosidad hacia lo macabro que critico en el Baúl la experimente yo misma, no sé, pero el asunto va por ahí.


CVP: Retratar un contexto tan especifico como Ciudad Bolívar siendo alguien que proviene de otro contexto confiere al realizador una responsabilidad de conocer de que se está hablando a la hora de hablar del otro. ¿Cómo fue el proceso de investigación para realizar la película?

LSG: Eso ya lo contesté, no soy completamente de otro contexto, por lo menos no en mi pasado. En cuanto a la investigación, es una etapa a la que yo presto especial atención, hago investigación de campo, bibliográfica y creativa en la etapa de escritura de guión y vuelvo a hacer investigación, estética, creativa, visual y de campo, en la formulación de la estética y diseño de la imagen. Siempre he dicho que uno no puede hablar de lo que no sabe; para contar historias no estoy obligada a tener relación directa con todos los contextos que narro (no usé una máquina del tiempo para ir al 45 cuando hice el Baúl Rosado), pero sí, estoy obligada a conocer profundamente los contextos que narro y los temas que abordo; eso me lo da la investigación, que entre otras cosas me permite el libre desarrollo de la creatividad, entre más sé, más opciones tengo para mis personajes, mis historias y mis estéticas; la investigación me da la libertad de elección y me aleja del peligro de caer en clichés y lugares comunes. 

Ahora, a veces se escapan cosas, en una crítica alguien dijo que usaba el amarillo, azul y rojo con un sentido patriótico, yo no lo podía creer, como me van a acusar de patriótica con una película tan antipatriótica, pero mi hijo me hizo caer en cuenta que esos colores se fueron juntos en las flores que Alcides roba casi al final para ponerle a su muertita. He visto la película unas trescientas veces y no me había dado cuenta de ello, eso me obliga a ser más y más cuidadosa, no permitir que se escape nada, a veces el espectador puede hacer interpretaciones erróneas como esta, pero en general el peligro de que eso pase se minimiza con la investigación.

CVP: ¿Por qué es Ella una película que el publico colombiano debería ir a ver?

LSG: Desde el Baúl, pasando por Arista Son y ahora Ella he procurado trabajar simultáneamente para diferentes tipos de público, desde un mismo producto audiovisual. Digo esto porque quiero empezar pensando en qué tipo de público recibe mi película:

1. Público 1: Recibe una película en donde le cuentan la historia de un viejo que debe procurarle un entierro digno al amor de su vida, que lleva en su carreta de reciclaje. En un trasegar nos permite ver una sociedad indolente que excluye y margina. Con el recorrido del viejo conocemos la historia de otras mujeres: la niña maltratada, la mujer que ha puesto sus esperanzas en encontrar un amor y la madre a quien le han arrebatado su hijo.

2. Público 2: Además de lo anterior a este tipo de público la película le plantea una reflexión sobre un contexto de marginalidad que acorrala al hombre y no le da posibilidades de escape. La aparición del color le plantea interrogantes, cada espectador hará cada uno su propia interpretación o encontrará sus respuestas, o buscará las mías para sentirse tranquilo (lo hice con los anacronismos en el Baúl y tiene mucho que ver con un discurso que va más en el sentido de la plástica que del cine mismo).

3. Público 3: Además de los dos anteriores, para este espectador la película plantea una reflexión sobre el mirar y la posición pasiva de los espectadores frente a realidades que se niega a ver.

Ahora si abordo la respuesta de otro modo, me encantaría que los 24 mil espectadores que tuvo el Baúl me dieran la oportunidad de continuar con algo que dejamos iniciado en nuestra relación director-espectador desde esa época.

Muy flaco favor me han hecho los que dicen que la película debe verse porque es dirigida por una mujer. Soy mujer, no ciega, caso en el cual si sería una rareza que hiciera una película, la discriminación positiva, la uso cuando se pone a mi beneficio, también debo aceptar eso; pero siempre me ha parecido que tanto en el caso de las mujeres, como los negros y homosexuales, la discriminación positiva tiene un componente de machismo, racismo, homofobia y discriminación dura y pura.

Ahora, otros han dicho que debe verse porque habla de los pobres y su marginalidad, eso también me parece discriminatorio y clasista; me hace recordar a Noam Chomsky cuando decía que el impacto que había causado el 11 de septiembre en los norteamericanos y en su psiquis era muy fuerte, porque ellos estaban acostumbrados en el pasado a ver las tragedias y la mala vida de los otros en la televisión y las películas.

Responderte que porque es una película cruda y tierna a la vez que plantea una realidad que todos obligatoriamente deberíamos ver, pues sí, es la respuesta obvia, pero quise aportarte a ti una mirada más académica, porque es desde la academia que me abordas para responderte.

Trailer de la película:

4 comentarios:

  1. Por dónde empezar:

    Creo que estamos en uno de esos casos donde el autor (en este caso LSG) defiende tanto su película, habla con tanto ahínco sobre cosas que no se ven en su obra (o están a medio camino), que el mensaje que termina dando es que no logró construir una obra que diera cuenta por sí misma de todo lo que ella pretendió.


    1) Se entiende, Libia Stella, que el plano secuencia del inicio es un acto de distanciamiento. Así lo anoté en el blog de Pedro Adrían. Lo que no funciona es dicho distanciamiento dentro de la película, porque la película misma plantea otros códigos que desdibujan este distanciamiento inicial. LS habla de dos momentos más, que francamente, solo entiende ella como momentos de reflexión sobre el acto de mirar. No funcionan. Más exactamente el plano de la tumba y Alcides sonriendo no se lee como un distanciamiento concreto, sino como un simple cambio de punto de vista. No siempre un personaje mirando frontalmente a la cámara es un distanciamiento. Puede ser, también, un plano subjetivo de un personaje que no necesariamente crea distancia. Así que, de los tres planos que ella alega son distanciamientos, solo creo que funciona el primero. Y no funciona de manera contundente porque luego se pierde en la pelìcula misma y termina siendo un gesto de la directora sin mayor consecuencia: por esto se puede llegar a leer como un plano narcisista.

    2) Cuando se le pregunta "desde dónde se habla" no es una pregunta por la biografía del autor ni mucho menos los recuerdos y lugares de su infancia. Es una pregunta por el lugar desde donde se construye una mirada. Ya que alardea con tanta facilidad de sus diplomas académicos, debería tener en cuenta que esta pregunta considera la potencialidad política de la imagen y no los recuerdos bonitos (y respetables) de su infancia.

    3) Un ejemplo claro de cómo esta película se cae en su pretensión de ser y hablar de muchas cosas, está en esta entrevista: Habla LS de la génesis de la película: la obra de teatro que detona la imagen de un viejo que quiere enterrar un cadáver. Bien hasta ahí. Pero luego dice que "(...) no es de eso de lo que habla mi película, es el telón de fondo. Habla de indolencia, de dignidad y hace una especie de mirada en fresco sobre un grupo pequeño de mujeres, diferentes mujeres. Eso es." Pero la película está construida de otra manera. Alcides termina siendo el centro de la película. La pretensión de ser una película sobre un grupo pequeño de mujeres es apenas sugerido. Aquí la película coquetea levemente con ser una película coral: la niña, la sobrina, la madre que busca su hijo. Pero seamos sinceros, LB. Ellas están al fondo, no tienen mayor desarrollo, se quedan insinuadas y no son el centro de la película. Alcides tiene más peso que ellas. Haciendo una síntesis de lo que Ella pretende, LS quería narrar la historia de un hombre que confronta con dignidad una situación difícil, pero además quería hacer una película sobre varias mujeres, pero además hacer una película antipatriota, pero además hacer un plano homenaje a Buñuel, pero además hacer varios distanciamientos Brechtianos, pero además reflexionar sobre los cuerpos y lo macabro, pero además mostrar una realidad que evadimos. Querer mucho, digamos, no es problema. El problema es que todas esas intenciones desembocan en una película que carece de unidad, que se traiciona, que no es coherente en sí misma. No es una obra orgánica en sí misma.

    Sinceramente creo que su primera película, con todo y sus fallas, tiene mayor solidez que esta. Personalmente ya no me interesa volver a ver nada de la autora, aunque celebro que en esta entrevista se distancie de sus defensores que alegan que hay que verla porque es dirigida por una mujer y porque retrata "el mundo de los pobres"

    O.G

    PD:
    No, Libia Stella. El término "estética de lo macabro" no te lo inventaste tú. Existieron unos señores llamados Edgar Allan Poe y Charles Baudelaire, entre otros, que en su momento sí lograron construír exitosamente una poética de la mierda.

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  2. El entrevistador se preocupa por ser condescendiente y demasiado amable con la directora. Definitivamente la película cae constantemente en la sumisión de sus propios personajes, condenándolos permanentemente a la ignorancia y la miseria como si fueran condiciones inherentes de su existencia, negándolas cualquier posibilidad de transformar su mundo. La entrevista pareciera una plataforma para promover la película y a la directora más que para poner en cuestión la forma en la que se presenta la violencia, que en este caso es una violencia pretenciosa que trata de ser todas las violencias en una (violencia de género, infantil, racista, estatal, clasista) mediante una puesta en escena y una dirección de arte que se siente falsa, exagerada, morbosa, gratuita y en algunos momentos anti-cinematográfica.

    Hay que ser arriesgado y a la vez poco pretencioso para intentar acercarse a la realidad, la película es, al igual que la entrevista, una evidencia de pasos seguros que pasan desapercibidos por tratar de tenerla ganada.

    Menos complacencia y más dientes.

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    1. Apreciado anónimo,

      No puedo hablar por Libia y responder a las partes de su comentario que hacen referencias directa a la película. No me corresponde.

      Lo que si puedo hacer es responder a las acusaciones que como entrevistador me hace. Primero que nada, no entiendo porque una entrevista satisfactoria necesariamente tendría que partir desde una posición hostil hacia la figura de la realizadora. Por el contrario, si he de exigir respeto por parte de ella como entrevistador y que me otorgue respuestas coherentes y pensadas, lo mínimo que puedo hacer es ofrecerle mi respeto a ella como realizadora, es decir, hacer preguntas que partan de que detrás de la película hay una autora consciente de sus decisiones y capaz de dar cuenta de ellas (seria más condescendiente tratarla como si no supiera lo que hace).

      No todas las entrevistas tienen los mismo propósitos y si algo es cierto es que yo no buscaba hacer un juicio sumario ni nada parecido. La película es, como dicen en otro comentario más arriba, lo que es, y ha de defenderse sola. Sin embargo, lo que me interesa, y por eso contacté a Libia, es saber de donde surge una película como esa (por eso es que pregunto por el contexto histórico del cine colombiano entre otras cosas).

      No puedo aceptar que tilde la entrevista de "una plataforma para promover la película y a la directora" solo por el hecho de que no cumple con sus expectativas de que es lo que debí o no preguntar, o de si fui o no lo suficientemente agresivo al realizarla. La metodología por la que se realizó la entrevista (correo electrónico) me privo de la posibilidad de contrapreguntar, pero eso no significa que las preguntas en si mismas no estuvieran pensadas también para cuestionar las debilidades de la película. No soy ingenuo ni pretendo habitar en una campana de cristal, leí antes de hacer la entrevista las críticas que personas como Kalmanovitz, Oswaldo Osorio o Pedro Adrian Zuluaga hicieron a la película, y todas y cada una de mis preguntas surgieron entre otras cosas de mis opiniones e interpretaciones de cuales eran los problemas fundamentales que esas críticas enunciaban respecto a la película. Creo que Libia defiende su película bastante bien en la entrevista en muchas ocaciones, del mismo modo en que creo que no lo logra en otras y hace evidentes con sus respuestas los vacíos que otros (como los que mencioné) han señalado.

      Mi propósito con la entrevista era darle una voz a la realizadora y sobre todo tratar de elaborar un documento paralelo a la película que sirva como contextualización de la misma, no es una apologia ni una promoción, es una entrevista que surge de una necesidad fundamental de la crítica que es entablar diálogos con los realizadores y construir documentos que acompañes a las obras y que a futuro faciliten ubicarlas en un contexto.

      Menos dientes y más análisis.

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    2. El entrevistador, evidentemente, no es Claudia Gurisatti ni la realizadora una estrella pop de la política colombiana. Que esta persona no se crea que el periodismo y la crítica cinematográfica se hacen siempre o necesariamente como la demagogia a la que al parecer lo acostumbraron desde niño.

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