domingo, 19 de julio de 2015

Paisaje indeleble: Los excesos de la contención (IndieBo2015)

Por Camilo Villamizar Plazas

La opera prima del tolimense Jaime Barrios, titulada Paisaje indeleble, es una película frustrante. Esto no significa que sea mala, en lo absoluto lo es, sino que todas sus ideas y buenas intenciones quedan asfixiadas dentro de un planteamiento audiovisual tremendamente rígido que no les permite evolucionar. Es frustrante precisamente porque pudo ser una gran película y no lo fue. El filme, que cuenta la historia de Gustavo, un hombre que regresa al pueblo de su infancia para encontrar cómo el tiempo ha carcomido el lugar, es una pieza contemplativa en la cual se analizan temas como la nostalgia, el retorno y la culpa.


Paisaje indeleble promete muchas cosas interesantes en sus primeros minutos. Dos bellísimos planos secuencias (dispositivos visuales predominantes en la película) abren el relato y presentan a los dos personajes principales de la película, Gustavo y su madre, quien a lo largo de toda la película es una constante ausencia. Se plantean además relaciones entre los personajes que habitan la casa de infancia de Gustavo y el protagonista, las cuales quedarán desafortunadamente subdesarrolladas, pues la película privilegiará en todo momento el silencio y las acciones mínimas, aun cuando muchas veces el mutismo parezca forzado. Dicho tratamiento audiovisual, que en los primeros minutos del filme cautiva al espectador y lo ubica en el punto de vista del protagonista, pronto se vuelve agotador en la medida en que no tiene contrapunto alguno. Se torna monótono.

Desafortunadamente es probable que dos cosas hagan que Paisaje indeleble sufra ante el público. La primera, totalmente fortuita, es que la película tiene el infortunio de ser estrenada en el mismo mes en el que aparece en cartelera una película como La tierra y la sombra, la cual apunta por un uso muy similar del paisaje pero con mucha más pericia narrativa y una sensibilidad más tamizada. La segunda es que está plagada de una evidente autoconciencia autoral que aliena fácilmente al público menos cinéfilo y que la película demuestra en cada plano, especialmente en la medida en que pareciera demasiado fijada en sus propios referentes y conceptos. 


Ejemplo de esto es la explicita referencia al cine del autor ruso Andréi Tarkovski (quién por cierto se ha vuelto un fetiche de varios cineastas colombianos contemporáneos como Oscar Ruiz Navia y César Acevedo). Una escena, tal vez una de las más bellas pero peor ejecutadas de Paisaje indeleble, involucra a Gustavo tratando de llevar agua a través de varios metros hasta la tumba de su madre en una olleta agujereada, y pareciera ser una cita a las famosa escena de la vela que aparece en la película Nostalghia (1983) del autor ruso.

Se trata de una película llena de imágenes de gran belleza (no es gratuito, pues la experiencia previa de Barrios es en el campo de la dirección de fotografía y en esta película es él quien cumplió con esa función), pero que por su extensa duración a menudo caen en un vaciamiento de contenido que agota al espectador (lo digo por mi experiencia y la reacción de quienes me rodeaban en la sala de cine). Pese a esto, y esa es su gran virtud redentora, la película logra contar una historia intimista en donde el drama de su personaje principal queda resonando en el espectador.

Solo me queda por decir que aguardo con ansias la segunda película de Barrios, y que espero que en esa segunda ocasión se atreva a asumir más riesgos formales que rompan con el exceso de consistencia estética que demostró en su primer largometraje. Se trata de un director con una evidente pericia para la narración visual que merece más oportunidades de explorar sus propias inquietudes y distanciarse poco a poco de sus referentes cinéfilos.


La película se está presentando actualmente dentro de la sección de películas Colombianas del Festival IndieBo 2015. 

Trailer de la película:

5 comentarios:

  1. Camilo, muchas gracias por ver, por analizar y tomarse el tiempo de escribir sobre la película. Me parecen muy válidas sus apreciaciones y le agradezco sus buenos deseos sobre una segunda película y que reconozca la belleza de la imagen. Creo firmante en esta estética, por supuesto busco elementos propios. Cuando dejo truncada las emociones y subdesarrolladas las propuestas narrativas, aspiro a que un espectador más concentrado e involucrado, las complete. Me parece más importante este ejercicio y así son las propuestas que más me han conmovido. He conocido opiniones diversas, algunas muy bellas como las que le escuché a Gustavo Fernandez, seguro profesor suyo, otras muy parecidas como las que parece tener Pedro Adrián Zuluaga. A mi me da gusto que se den discusiones y que sea objeto de análisis, que bueno que esto está pasando con el cine colombiano. Que se vea, no solo las películas fáciles y taquilleras como pretende el maestro Luzardo, sino también las que demandan más al espectador.

    Gracias de nuevo.

    Jaime Barrios

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  2. Hola muchachos, y el término incluye a Camilo V. y a Jaime con evidente más recorrido: primero es de celebrar, como bien lo hace Jaime, además con mesura, modestia y discreción, que se entable un diálogo con un autor, a partir de las observaciones de un observador casi avesado. Y perdón por lo de casi, pues sé que perteneces a un núcleo académico como el de la UN, de gente privilegiada y muchos con una mirada depurada. Pero porqué casi, entiendo que la película te haya motivado y "encarretado", al comienzo, en mi caso fue a la inversa, pues el actor fue crecliendo con el relato, y después la consistencia de su planteamiento formal te haya saturado. Pero curiosamente esa "crisis de desmesura" formal del autor, que reprochas te lleva al final a reclamarle que ojalá en su segunda peli "se atreva a asumir más riesgos formales", ¿en qué estamos? Pero no te voy a inmolar por tan poca cosa, porque hay un planteamiento, casi un concepto que me atrae, el del "vaciamiento de contenido", y eso que leo contradictorio, quizás esconde las fisuras que se dan cuando la forma es la que sobresale. Para JLG en otro contexto -el del cine de ensayo-. se trata de "la forma que piensa", una forma que genera, produce su contenido. Y alli quizás si están las sombras del paisaje indeleble, el de Payandé. Affaire à suivre. Gafer

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  3. Un saludo para Jaime y felicitaciones. Hoy tuve el encanto de recrearme con la película y le comentó lo siguiente, son varias las razones que me obligan a escribir este breve comentario. Al inicio sentí con agradable nostalgia la realidad de nuestras fachadas, de nuestras paredes, que afortunadamente aún existen, me situé en una de tantas casas que existen a lo largo de nuestro país, vi a García Márquez narrando en silencio, cuando observaba con detalle y meticulosidad cada silla, cada pasillo, cada pared, cada tiesto de la cocina; hace un año exactamente estuve en Cuba y con la película me tralade percibiendo el calor caribeño y el crecimiento de cada hoja de los árboles, la brisa, la tranquilidad, las voces rasgadas no de un son cubano, sino de una canción típica de las tierras a través de las voces de los nuestros. Confieso que he visto centenares de películas, pero esta es distinta, en ella sentí momentos maravillosos que seguramente hemos vivido cuando estamos solos en medio de la naturaleza. No niego que he visto bodrios, pero esta película es diametralmente distinta, habla por sí sola, esas escenas como el de llevarle a si fuese una gota de agua a la tumba de quien le dio la vida, es sencillamente conmovedora.

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  4. En mi umilde opinión de espectador, opino que la película sufre de lo que están sufriendo muchas películas colombianas: Son cortometrajes alargados. Esta historia habría estado perfectamente contada en 15 minutos, pero por el poco guión que se tiene y para poder llenar los 90 minutos, cada plano se hace exageradamente extenso. Llegó un momento en que ya se sabía qué plano seguía, porque es el mismo recurso siendo utilizado infinitamente. Que la fotografía, el color, el audio son buenos? Claro que si! Pero para mi, la historia no ameritaba esos larguísimos y soporíferos 90 minutos.

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  5. Hola. Primero, es importante que el arte también sea bien descrito, incluyendo buena ortografía y buena redacción. No soy un experto; pero hay errores que son muy evidentes. Claro está que son editables. Segundo, la película me pareció excelente en sentido fotográfico. Me inspiraron bastante las tomas, la composición y el balance de las imágenes. Para mí, màs que una película, fuí a ver una muy buena exposición de fotografía. Todos tenemos derecho a mejorar y de seguro que gracias a proyectos como este abrimos el camino a mejores producciones para el futuro.

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